OneSpan pone la seguridad en línea y la experiencia del consumidor al mismo nivel

Después de su reciente entrevista con los ejecutivos de OneSpan, Sameer Hajarnis y Eric Hanson, nos complace presentar una publicación de blog externa de Shira Rubinoff, ejecutiva de ciberseguridad, autora y asesora.
Recientemente tuve la oportunidad de reunirme con Eric Hanson, director de marketing de OneSpan, y Sameer Hajarnis, Vicepresidente de Crecimiento y Transformación de la empresa.
Hablamos de las realidades de este momento, con la Web 3.0, que ya no implica la necesidad de tener servidores centralizados, gracias a la naturaleza de dónde se almacenan y protegen los datos en una variedad de dispositivos. Esta descentralización de datos e información confidencial ha reducido el riesgo de fugas de datos a nivel masivo y ha creado una mayor resiliencia en cuanto a la seguridad. Juntos, analizamos los efectos de esta nueva realidad tanto en la empresa como en las experiencias de los consumidores.
Sin embargo, antes de comenzar, dimos un paseo virtual por los últimos años, especialmente la época de la pandemia, cuando las empresas se apresuraron, quizás a veces demasiado, a adoptar la economía remota.
Según Eric, muchas empresas tenían que elegir dos de las tres opciones: "bueno, rápido o barato", como dice el viejo cliché, y muchas veces elegían estas dos últimas. El resultado fue que, en su prisa por traer más productos al mercado en línea y satisfacer la demanda de los consumidores rápidamente, se conformaron con un nivel no tan alto en términos de seguridad. La pandemia se sintió como un fenómeno transitorio, sin que nadie anticipara que fuera a prolongarse tanto tiempo. Tampoco nadie esperaba que el trabajo, las compras y la administración a distancia persistieran incluso después de que la vida volviera a algo parecido a la normalidad. Muchas organizaciones no consideraron la seguridad tanto como se merecía, pensando que lo que estaban creando no sería permanente.
Los objetivos principales de ataque pronto se convirtieron en las propias personas, tanto dentro de las organizaciones como entre los clientes a quienes atendían. En lugar de crear soluciones de comercio electrónico con los niveles apropiados de seguridad integrados desde el primer momento, muchas organizaciones tuvieron que arreglárselas con soluciones transitorias, lo que tuvo consecuencias negativas para la reputación de algunas marcas. Los ataques también se volvieron más comunes, incluso dentro del gobierno, como lo atestiguó la multitud de fiascos de fraude de APP.
OneSpan reconoció que el entorno Web 3.0 resalta la necesidad tanto de simplificar la experiencia del cliente como de hacerla más segura, con el objetivo de restaurar los niveles de confianza y lealtad dañados. OneSpan también consideró lo que Eric llamó el "pegamento intermedio": la seguridad de base, que mantiene todo.
El fraude aumenta exponencialmente año tras año, y, según el FTC, el año pasado hubo pérdidas de $ 6 mil millones debido al fraude, de modo que las brechas en la seguridad son innegables. Además, con la creciente adopción de la computación y el consumo en la nube, así como la adopción móvil, Sameer caracterizó el Panorama actual como "un mosaico" con plataformas y aplicaciones dispares que funcionan sin una seguridad cohesiva. Estaba claro que las soluciones de seguridad de hasta cinco años atrás y, a veces, incluso más antiguas, ya no funcionaban con la misma eficacia en esta nueva realidad digital transformada y en continua evolución.
Ambos describieron lo abrumadora que puede ser la tarea de lidiar con el factor interno y humano de una manera tanto técnica y segura, al mismo tiempo que se equilibra un modelo colaborativo e interpersonal que tenga en cuenta la calidad de la experiencia de usuario.
¿Cuál es entonces la solución? ¿Cómo pueden las empresas ofrecer la seguridad integral que necesitan para mantener y restaurar la confianza y la lealtad del consumidor y, al mismo tiempo asegurar una experiencia efectiva para los clientes? Hay que tener en cuenta que en algunos casos esta experiencia puede ser táctil, como en una situación de venta minorista de ropa, o extremadamente personal, como es el caso en la industria bancaria.
Eric y Sameer se refirieron a esto como un enfoque híbrido y dieron el ejemplo de una interacción empresa-cliente que comienza en persona, por ejemplo, con una reunión cara a cara, y luego incorpora automatizaciones en línea, para que el empleado pueda verificar cierta información y enviar una solicitud en línea. Esto puede continuar con una experiencia interpersonal, que más tarde puede ser seguida una vez más con una respuesta electrónica automatizada.
Esta solución híbrida es ilustrativa de un caso en el que se brinda a los consumidores el nivel de conveniencia interpersonal que muchas personas quieren, junto con la seguridad digital que protege sus datos confidenciales de posibles estafadores.
las empresas en todos los ámbitos, y las organizaciones también deben tener en cuenta la demografía de sus clientes. Las personas mayores tienden a preferir el estilo más personal en cuanto a compras, reuniones y toma de decisiones, mientras que las generaciones más jóvenes se sienten muy cómodas en un entorno totalmente digital.
OneSpan elimina gran parte de las conjeturas del proceso y proporciona un entorno seguro, además de cumplir con las normas globales para las interacciones y la colaboración virtuales. Esto permite a las empresas verificar la identidad y autenticar a una persona, y le ofrece al usuario la opción de una orientación humana segura y simple desde cualquier lugar. Se trata de algo bidireccional: tanto los consumidores como las empresas tienen la seguridad de que la persona con la que están hablando es auténtica y segura y ha sido verificada. Y, con las capacidades verificadas de navegación compartida y video integradas en la solución de OneSpan, los clientes pueden experimentar ese "toque personal" que quizás quieran en su experiencia digital, que de otro modo podría resultar un poco mecánica. Tanto a Sameer como a Eric les apasiona lo que ofrecen y se veían llenos de entusiasmo por el futuro de este compromiso entre empresas y consumidores.
Mi conclusión principal de esta discusión es que la realidad de la Web 3.0 en la que nos encontramos hoy en día verdaderamente supone una era de oportunidades tanto digitales como de interacción humana. La flexibilidad es clave en esta "economía en cualquier lugar": cuando las transacciones pueden realizarse mediante una gran cantidad de métodos y modelos, la decisión depende de las propias empresas, y tienen opciones sobre las formas que eligen para interactuar con sus clientes. En este clima, deben determinar cómo mantener su propia seguridad y la de sus clientes, generando confianza y lealtad, al mismo tiempo que ofrecen una experiencia de usuario personal, óptima y repetible.